Si vienen a Gandía de vacaciones no se pueden perder el edificio más representativo de esta ciudad: el Palacio Ducal.
Fue residencia de los duques de Gandía y aquí nació Francisco de Borja en 1510 y vivió como IV Duque de Gandía. De hecho, se conserva su habitación y la máscara mortuoria que se le...
Si vienen a Gandía de vacaciones no se pueden perder el edificio más representativo de esta ciudad: el Palacio Ducal.
Fue residencia de los duques de Gandía y aquí nació Francisco de Borja en 1510 y vivió como IV Duque de Gandía. De hecho, se conserva su habitación y la máscara mortuoria que se le realizó.
Este edificio ha sido testigo de la historia de la capital de la Safor desde prácticamente su nacimiento. Fue el infante Pere de Ribagorça quien, habiéndole sido otorgada la villa de Gandía por su padre Jaume II el Just en el 1323, eligió este emplazamiento para fijar su residencia al tratarse del punto más alto de la ciudad. En esta ubicación se iría configurando con el tiempo lo que posteriormente sería el Palacio Ducal.
Ha sido construido, ampliado y restaurado a lo largo de siete siglos, por lo que encontramos vestigios del primitivo palacio gótico de los siglos XIV y XV, aportaciones renacentistas del XVI, transformaciones barrocas propias del XVII y XVIII y reconstrucciones neogóticas del XIX y del XX .
Tras casi un siglo de expolio y abandono, en 1889 fue adquirido en pública subasta por la Compañía de Jesús. En los últimos años se ha llevado a cabo, con el apoyo de fundaciones e instituciones públicas, una ingente labor de conservación y recuperación de este patrimonio.